Okupas golpean a estudiantes de la FFyL

  • Comerciantes de amaranto llevan conflicto a la violencia, involucran a okupas contra estudiantes organizados.
  • “Es contradictorio: se dicen libertarios y antiautoritarios pero quieren arrebatar un espacio a la fuerza”, relatan; “Actitudes porriles”, califican.
  • Responsabilizan a los colectivos Dulce Rebeldía, Revuelta Callejera, Brigada Lucio Cabañas y La Minka de pedir el apoyo de los okupas en el conflicto.

Siete okupas atacaron a estudiantes organizados de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM hoy jueves alrededor de las 7 AM frente a la librería Mascarones de la misma FFyL para ayudar a comerciantes externos a tomar control de un espacio autónomo, el Cubículo 200, según testigos.

Dos de ellos fueron sometidos y pateados, mientras que otro (Dante, quien participa en el Cubículo) recibió un golpe en la cara por parte de un sujeto al que describe como “un wey alto, altote, gordo, barbón.” El sujeto en cuestión dirigió el ataque y señaló a los compañeros organizados para que recibieran la golpiza. “A ese, a ese puto,” decía, informan testigos, que añaden que fue “muy puntual” para identificar a su objetivos.

La “calentada” comenzó cuando el grupo de 7 (seis varones y una mujer que traía gas pimienta, según versiones) rodearon y agredieron a un compañero que repartía volantes referentes al conflicto por el espacio. Esto atrajo inmediatamente la atención de un estudiante, posiblemente del Colegio de Estudios Latinoamericanos según testigos, que también fue agredido por los okupas.

“Yo los vi que lo tenían así en el suelo agarrado de los pelos,” dice una compañera del Colegio de Estudios Latinoamericanos que está organizada en el Cubículo 200 y que corrobora que un grupo cada vez mayor de estudiantes fueron al lugar de los hechos para interponerse y detener la golpiza. Ahí fue que el “wey alto” identificó, señaló y golpeó a Dante. Una testiga asegura que, durante el revuelo, uno de los okupas tomó a una compañera mucho menos alta que él y la aventó.

Los okupas se retiraron cuando vieron que eran cada vez más los estudiantes que se involucraban, pero lo hicieron con actitud amenazante, aseguran testigos.

Trasfondo: Amaranto y rivalidades.

Los compañeros organizados en el Cubículo 200 explicaron que la agresión se debe al conflicto por el control del espacio autónomo. Dicho “cubo”, ubicado en el segundo piso de la Facultad, a un lado de las ventanillas de Servicios Escolares, antes lo controlaba el colectivo Ikotik, el cual se lo prestó a comerciantes de amaranto que venden en el “aeropuerto” del segundo piso de la Facultad para que guardaran sus productos. Eventualmente el colectivo dejó de asistir, por lo que el cubo se volvió en prácticamente solo una bodega para los vendedores. Fue por ello que los compañeros decidieron utilizarlo para organizarse, realizar actividades y dar talleres de forma gratuita, comentan.

Para financiar los talleres y compensar a quienes los imparten, decidieron también vender dulces en el “aeropuerto” del primer piso, en un espacio (frente a la mampara, junto al bebedero) cuyo control alternan semanalmente con los comerciantes de amaranto.

Sin embargo, los compañeros aseguran que la relación con los comerciantes fue de mal en peor: “no hacen trabajo político”, aseguran, mientras que todo el dinero que ellos recaudan se destina a llevar a cabo los talleres, que constituyen el trabajo político que realizan en el “cubo”: “es vinculación comunitaria, transmitir conocimientos a manera de servicio social”, explica una compañera, que estudia en la UACM y asiste porque, dice, “conozco el trabajo que se hace en el espacio.”

Asimismo, otra compañera comenta que los comerciantes entraban al cubículo durante las actividades “así, haciendo ruido y dejando el diablito en la pasada.”Situación que impedía el trabajo dentro del espacio, el cual es muy reducido. Los compañeros aseguran que en repetidas ocasiones les pidieron a los comerciantes que cambiaran su actitud y comportamiento, pero que, si cambiaban, estos cambios no duraban ni un día.

La situación llegó a tal grado que los compañeros estudiantes organizados terminaron pidiéndole a los comerciantes que se retiraran. La respuesta de estos fue contundente: el sábado pasado llegaron a la Facultad y quitaron la puerta del Cubículo (“no sabemos dónde está”, informan), mandaron un video de esta acción a los compañeros y entraron al espacio. Los estudiantes dicen que cuando llegaron a revisar faltaban materiales de los talleres, así como dinero que tenían guardado ahí. La entrada, a falta de puerta, estaba bloqueada con una barricada improvisada de sillas y cinta adhesiva.

En el transcurso de este conflicto los comerciantes apelaron a la ayuda de los colectivos Dulce Rebeldía, Revuelta Callejera, Brigada Lucio Cabañas y La Minka. Los compañeros organizados en el Cubículo 200 aseguran que estas 4 agrupaciones integran una sola “matriz” y que vieron en el conflicto una oportunidad para hacerse del espacio. Los vendedores de amaranto, por su parte, solo quieren obtener el uso exclusivo del espacio en el “aeropuerto”, aseguran.

Hoy lunes, alrededor de las 6 AM, los compañeros se reunieron en Las Islas para deliberar qué hacer, cuando identificaron a un par de sujetos (hombre y mujer, pareja según versiones) que entraron apresurados a la Facultad y se dirigieron al “cubo.” Los estudiantes los siguieron, los adelantaron e intentaron ingresar al espacio, cuya entrada seguía bloqueada. Ante esto los dos sujetos tomaron una actitud violenta y comenzaron a gritar. Cuando un compañero intentó tomar al varón del brazo para calmarlo, este lo tomó de excusa para aventarle las sillas a los compañeros organizados, aseguran testigos.

Luego de agredir de tal manera y como eran más los estudiantes organizados, los dos sujetos se retiraron. Una hora después, el varón llegó al espacio del “aeropuerto” y se paró para impedir que se instalara la mesa de dulces. Fue entonces cuando, según testigos, los grupos de la “matriz” acudieron con los okupas del Auditorio para pedir ayuda, por lo que se presentó uno de ellos, apodado “el Jarcor”, y también comenzó a impedir que se instalara la mesa, que ya intentaban colocar los compañeros organizados.

Entonces se dio una discusión en torno a la naturaleza y uso del espacio. Los compañeros aseguran que cuando le explicaron que ahí hacían talleres, “el Jarcor” les respondió: “¿y para qué queremos estudiar? ¡La escuela vale verga!” y pateó la mesa.

Los estudiantes pasaron entonces a retirarlo a empujones y a repartir volantes que habían elaborado acerca de su conflicto con los comerciantes de amaranto, al poco tiempo llegó “una horda de los del Che” y atacaron a los compañeros.

“Yo lo veo muy grave todo esto,” dice Martín, un compañero del Colegio de Historia que da cursos de inglés en el Cubículo 200, “creo que puede ser una provocación para justificar que se reprima a los espacios estudiantiles.”

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